AurorA

luz que se aproxima...y se apaga..cuando te roza..a vos..a él...a ella..a nosotros...nosotras...esos de ahi...en fin.

lunes, 22 de febrero de 2010

Una historia de sus raices- por Gumba

El primero de ambos en nacer fue él, el palto. Estaba totalmente confundido, no comprendía lo que era tener conciencia. De a poco, empezó a notarse separadamente de un montón de cosas que le rodeaban, a saber, una silla, la pared, la tierra, el aire, el agua, etc. Incluso notó que tenía extremidades debajo de la tierra, más allá de su visible cuerpecito. Ellas le daban agua y nutrientes de su madre tierra. Comprendió una nueva y relativa dimensión de su universo, aunque se notaba parecido a ciertas cosas más que a otras. Le parecían familiares las hierbas que le rodeaban, pues se alimentaban de cosas harto similares. También se comparaba con los pájaros que surcaban el cielo a lo lejos, por miedo a caer presos de Tiburón. Incluso se comparaba con la Norma, pues sospechaba similitudes desconocidas, pero que de alguna forma entendía. Se sorprendió cuando noto que podía crecer más que sus iguales, y mirarlos desde arriba. Eso le generó una soledad ligera al principio, pero que el tiempo se encargó de hacer pesada con el correr de sus días.Fue por esos momentos solitarios y de meditación cuando sintió de pronto una energía que provenía de la pared, y que le atraía muy fuerte, pero no comprendía que podría llegar a ser. Estuvo inquieto durante dos meses en los que esa atracción desconocida lo tenía muy a maltraer, hasta que tuvo la altura para poder ver más allá de la maldita barrera hecha de ladrillos y cemento. Entonces fue que la vió. Si alguna vez se había sentido cerca de alguien, sin duda esta fue la vez que mas hermanado se encontró con otro ser. De repente se descubrió lleno de esperanza, y creyó que se libraría por completo de la soledad.No sabía bien que hacer cuando la vió, pero enseguida comprendió que ella, ese ser que se le parecía tanto, era la fuente de esa energía tan intensa que se reflejaba en su cuerpo y se volvía a transmitir hacia el otro lado de la pared, siendo un canal de sensaciones exclusivo de ambos. Ella, era una palta que tenía poco menos de la mitad de la altura de él. Sentía perfectamente la energía del palto, y cuando lo vió también comprendió que estaba ahí para corresponderle. Su primera comunicación fue una suerte de estiramiento en las direcciones convenientes. Y, aunque no llegaban a tocarse por diferencia de un metro aproximadamente, y se sentían un tanto frustrados por eso, era hermoso ver en el otro las intenciones propias reflejadas.“Quizá en un futuro podré estrechar sus hermosas ramas arretoñadas”, pensó el palto. Ella le respondió: “por supuesto que sí, creo que no podría estar aquí con estas fabulosas energías si no estuvieses y si no te tocase alguna vez aunque sea”. El se sorprendió cuando notó que se podían comunicar de esa forma, y lo llenó de emoción pensar en todas las cosas que podían pasar al tener esa comunión extra.

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