Gorriones libres, de mi ventana,
llenan de canto toda la casa.
Sin jaulas de oro, por las mañanas,
trepan la vida, hasta la terraza.
Gorriones libres, alas con alas,
estrofa suelta, nota sin falta.
Ni van, ni esperan, ni huyen ni nada.
Sólo son libres; con eso basta.
Cómo te envidia, pienso, la raza,
del pobre pájaro que vive en jaula,
por ser hermoso y que a veces anda
tras el barrote bastardo y maula.
Mordiendo el polvo de una batalla,
que ni siquiera muerto se acaba.
Para ser libre morir no alcanza.
Gorriones libres de mi ventana...
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